La historia no es un cúmulo de hechos, sino la construcción narrativa que inserta esos hechos en determinada estructura argumentativa y texto interpretativo. Por eso, hay sectores que se encargan de esa construcción, los más evidentes son las academias, que definen los contenidos, temas y acercamientos que forman parte de eso que se conoce como “la historia oficial”. Aunque no son ellas las únicas que realizan esa tarea, en un espacio, que hoy en día tiene un alcance masivo, la industria cinematográfica también se encarga de construir esas narrativas.
Al mismo tiempo que ideólogos declaraban el fin de la historia y algunos políticos llamaban a liberarnos de la admiración por el pasado para mirar firmes hacia el futuro, inició el cine histórico en Venezuela, un género que hoy empieza a constituir una tradición y busca su consolidación. Este nacimiento no es casual, expresa la necesidad de conocer el pasado para traer al presente elementos que nos permitan edificar nuestra identidad, reconociendo parte de lo que somos en acontecimientos y personajes nuestros.
Con casi dos décadas de desarrollo, hoy podemos acercarnos a esas producciones para empezar a constituir un panorama sobre este género en el país.
Tres directores:
Luis Alberto Lamata (1959)
Historiador licenciado por la UCV, Lamata admira la capacidad que tiene el cine para responder lo que ha pasado varios siglos atrás. Puede ser considerarado una de las principales figuras del cine histórico en el país. Con él se inaugura esta tradición. Cuenta en su haber con películas como Jericó (1991), Desnudo con Naranjas (1994), Miranda Regresa (2007), Taita Boves (2010), Azú (2013) y Bolívar en hombre de las dificultades (2013). Por su formación participó en la elaboración del guión de la mayoría de esas producciones, la mitad de las cuales destacan por no centrarse en un personaje histórico real, sino en la construcción de historias de ficción, que insertadas en una época permiten acércanos a ella.
Diego Rísquez (1949)
Se trata de uno de los nombres más importantes del cine nacional, reconocido por su capacidad para experimentar varios géneros y su esfuerzo para hacer películas en la frontera del ensayo artístico. Entre sus obras con contenido histórico se encuentran la Trilogía Bolívar Sinfonía Tropikal (1979), Orinoko, Nuevo Mundo (1984) y Amérika, Terra Incógnita (1988). Recientemente realizó Manuela Sáenz (2000) y Francisco de Miranda (2006). Sus filmes se han caracterizado por la introducción de elementos oníricos. En los últimos años ha demostrado interés en las figuras culturales venezolanas, acercándose a las vidas del pintor Armando Reverón y el cantante Felipe Pirela, realizó un retrato de ambos en Reverón (2011) y El Malquerido (2015).
Román Chalbaud (1931)
Este director, que con más de ocho décadas de edad sigue manteniéndose activo en la movida cinematográfica, no empezó haciendo cine histórico, entró a la historia del cine venezolano con un sólido cine social, que buscó retratar los principales problemas del país. Nos hemos referido al respecto en este espacio a razón del 40 aniversario de su película El pez que fuma. Pero no fue hasta la década del 2000 que impulsado por el interés en rescatar la historia, incluso la reciente, se dedicó a la realización de filmes con esta temática, teniendo en su haber tres cintas: El Caracazo (2005), Zamora, tierra y hombres libres (2011) y Días de poder (2011). Actualmente se espera el estreno de su última película en este género La planta insolente, que relata el cerco militar vivido por el gobierno de Cipriano Castro a comienzos del siglo pasado. Chalbaud ha intentado realizar un cine épico, con grandes producciones y presupuesto, sin que siempre lleguen a feliz término.
En esta primera parte hemos introducido el tema y presentado tres directores venezolanos que han realizado cine histórico. En la próxima entrega desarrollaremos algunos temas que nos permiten abordar otras películas del género que se han producido en los últimos 20 años.
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