Ya hemos hablado acá de por qué decir cine latinoamericano independiente es decir un pleonasmo, al menos en el estatus mundial de la producción y distribución de cine. Para las cifras de la gran escena cinematográfica, incluso una megataquillera y mainstream como No se aceptan devoluciones, de la estrella de la comedia mexicana Eugenio Derbez (casi quince millones de espectadores) figura en los charts del cine “independiente”, para la mirada global.
¿Qué queda entonces para quienes apuestan en América Latina por un cine al margen de la gran (o pequeña) industria, o de las fórmulas megataquilleras? Los números son crueles: incluso produciendo el 11 por ciento de las películas de todo un año en el mundo, las proyecciones de cine latinoamericano en América Latina las apenas llegan a ser el 5 por ciento. Calcular en frío lo que le toca de ese ya pírrico 5 por ciento a una película venezolana al margen de la industria y con una historia original y exigente, puede llevarnos a proporciones cuánticas.
En esas proporciones, la solución de Derbez al problema (irse a Hollywood) para este hipotético realizador venezolano independiente es más el argumento de una comedia de fracasos (mala) que un plan con algún sentido. Pero tampoco para Derbez, ni para ningún realizador, significa demasiado irse a Hollywood, si no es a alguno de los seis estudios que concentran el 90 por ciento de la producción y distribución de cine mundial. El cine tradicional está en cada vez en menos manos y eso parece un proceso irreversible, del que tampoco escapan los cineastas con vocación independiente en el resto del mundo (pero tampoco los que no forman parte de esos estudios, o tienen algún deseo de originalidad).
La solución digital
Aquí viene el cliché de la crisis como oportunidad: el fenómeno que concentra el cine masivo en pocas manos (cada vez se hacen menos películas, que son cada vez más caras y más parecidas entre ellas) es simultáneo con el estancamiento en la venta de tickets, el aumento de ventas en línea y streaming y la caída en la venta de DVD. Es decir, mientras Hollywood se convierte en un titán más grande de menos cabezas, la gente cada vez consume menos cine de la manera tradicional. Y la manera no tradicional no está (¿todavía?) condicionada por los oligopolios.
El mundo de la distribución digital abre posibilidades inéditas para la accesibilidad a la producción de cine independiente, en América Latina y el resto del mundo. Si bien no es una solución mágica, sí disuelve la intermediación obligatoria de las compañías que concentran la distribución global de cine. Hoy una película recién salida del render final, puede estar disponible para ser vista en todo el planeta, sin pasar ni siquiera por una distribuidora reconocida como Blancica, o FOX. Para una pequeña muestra, pueden verse los testimonios y experiencias , recogidas durante este año por Cinemauno TV, de realizadores que han encontrado en la distribución digital una buena salida al laberinto de la circulación de sus obras, con buenos a excelentes resultados.
Cinemauno es una de las plataformas aparecidas en los últimos meses, donde nuestro hipotético realizador independiente venezolano podría mirar una luz entre las tinieblas del cinco por ciento, en este mercado aún en definición. Retina Latina ofrece desde 2016 películas de forma gratuita, de Colombia, Perú, Bolivia, Uruguay, Ecuador y México. Y Cinemauno TV es junto FILmin Latino una iniciativa mexicanas que ofrece una opción de video on demand paga, especialmente dedicada a la distribución digital de cine iberoamericano.
Claro que para asomar la cabeza en ese porcentaje (no conocido con exactitud, pero creciente) del cine mundial que circula por streaming y descarga, hace falta mucho más que poner los cortes finales a disposición en algunas tiendas o plataformas en línea con accesibilidad mundial. En este negocio, como en todos, nuestro realizador independiente venezolano, estará en una desventaja monstruosa frente a los Derbez y los Avengers del mundo. Nada es de la noche a la mañana, pero para ir amaneciendo, aquí te dejamos siete herramientas para aumentar las oportunidades en las ligas (también desiguales) de la distribución digital.
Herramientas
Ofrece un paquete completo de distribución en las principales tiendas y cableoperadoras. Ofrecen cobrar una vez, y después dejarte el 100 por ciento de las ganancias.
Ofrece fundamentalmente lo mismo que Distribber, con varios servicios asociados, como traducción y asesoría en estrategias de lanzamiento. Ambas son orientadas a películas con presupuesto para invertir, y expectativas de retorno.
Para una distribución desde páginas personales, Distrify permite meter por código su reproductor en cualquier página. El público reproduce gratuitamente el tráiler y con un clic puede comprarla. Cobran un porcentaje de las ganancias.
Es un repositorio sin fines de lucro, dedicado al cine independiente. Para postular una película hay como requisito previo que haya sido seleccionada en algún festival reconocido.
Trabaja con el principio p2p (par a par): el productor la postula, la página la sube a su web, y el público la puede ver gratis. Luego se ofrece la oportunidad de donar a quien quiera hacerlo.
Funciona como un festival. El productor puede ofrecer la película gratuitamente, y después del proceso de selección, la ponen a disposición del público. Ofrecen también compartir con los productores la ganancia por publicidad.
Aquí también te dejamos esta tabla de 24 plataformas de distribución digital DIY (hazlo tú mismo), del Public Broadcasting Service. Por si quieres tomarte el tiempo para examinar más opciones.